MADRID 2000 Y PICO
No pudo ser. Se aducirán mil razones para el carísimo fiasco de Madrid 2020. Yo quiero aportar mis reflexiones.
Se habló en la rueda de prensa de la crisis y el paro. No sé si se habló de corrupción, fantasma que a buen seguro planeaba en la sala con la pregunta: ¿Qué “conseguidor” de turno habrá contactado con los miembros del Comité Olímpico? Y siguiendo con la rueda de prensa: ¿Era edificante la imagen de los allí presentes? ¿Cómo explicaría Wert los recortes en educación ante un presidente y una alcaldesa iletrados, al menos en inglés?
La panorámica incitaba a la reflexión: ¿Quiénes son? ¿Estos son los que realmente (¡!) mandan? O bien ha sido el verdadero poder quién ha puesto a estos esperpénticos figurantes. Si es así, los amos del dinero (y del país) se han equivocado, se han pasado de frenada, estrellándose. Se antoja práctico buscar protagonistas grises, romos, que ejecuten (nunca mejor dicho) sus maniobras de enriquecimiento, pagándoles con bendiciones y alharacas provenientes de la iglesia y de los medios más rancios, hasta convencerles de que son los enviados de Dios, los enviados del Dinero, los únicos capaces de sacar al país del atolladero.
Ya no se buscan estadistas, sino registradores; se han substituido los alcaldes con movida por esposas inmovilistas. Y de todo ello, viendo su poca habilidad para escoger a los figurantes, surge la pregunta: ¿Serán los amos que no vemos tan mediocres como los mandados que hemos visto?
Quizá sea ésta una de las razones de por qué: ÀA la ville de Tokyo”.
