PACTO FISCAL HACE 76 AÑOS

Tengo sentimientos contrapuestos respecto al ya famoso PACTO FISCAL. Por un lado, es de justicia que se vayan adaptando los intercambios entre comunidades de acuerdo con la evolución de la situación y los niveles de riqueza. Pero por otro, conociendo el “paño”, veo que es una estrategia de CiU, que quemará mucha gente de buena voluntad y patriotismo, por el afán de ocultar los destrozos de unos recortes injustos y discriminatorios ante una eventual contienda electoral.

Bien, hecho el comentario, sigo como homenaje a los que dedican horas y esfuerzos a esta tarea inviable (“no hay dinero” es el mantra de aquel gnomo atrabiliario que se llama Montoro). De acuerdo con la idea del blog, paso a relatar unos hechos poco conocidos de 1936, durante los primeros meses de la guerra. Pongo el texto del excelente libro de José Ángel Sánchez Asiain, con mis comentarios en cursiva.

“El esfuerzo de financiación que (la Generalitat) se estaba viendo obligada a hacer, era progresivamente creciente. Por otra parte, la recaudación de impuestos estaba bajando sustancialmente. Era próximo el momento en que la Generalitat no podría atender sus compromisos. Entonces recurrió a la Delegación de Hacienda del Estado en Barcelona planteando los déficit de financiación (lo del Pacto Fiscal no es ningún invento de hoy)…. Tarradellas solicitó con carácter de urgencia 50 millones de pesetas… y otros 30 millones de francos a situar en París para financiar las materias primas que Cataluña necesitaba… Y también solicitaba que se facultara a la Generalitat para adquirir divisas hasta la cantidad de 100 millones de pesetas para financiar las compras que necesitaba la industria catalana…

Los servicios de información catalanes (¿existe hoy, para detectar las burradas que hacen “los demás”?) interceptaron un telegrama del Tesoro de Madrid a Hacienda en Barcelona, ordenándole el inmediato traspaso al Banco de España de 373 millones de pesetas oro, y 1.060 de plata. Cuatro días después, interceptó un segundo telegrama exigiendo la ejecución de la orden dada anteriormente…

La reacción de la Generalitat a lo que consideraba un engaño fue violenta y fulminante… Tarradellas decidió apropiarse de todas las oficinas del Banco de España en Cataluña y de todos sus activos (la verdad, no veo a Mas-COlell con estos arrestos). El decreto de 27 de agosto de 1936 acordaba que, a partir de esta fecha, el Departamento de Finanzas de la Generalitat asumía el control directo de las sucursales del Banco de España en Barcelona, Tarragona, Gerona, Lérida, Reus y Tortosa.

Una vez consumado este acto (la referencia sexual no és banal) hubo conversaciones, mucha tensión e intercambio de negociadores, pero la Generalitat ya había dispuesto de los fondos inmediatamente después de ocupar las oficinas. Un segundo decreto de 28 de agosto, apoderaba al Consejero de Economía para instrumentar las operaciones pedidas con anterioridad al Gobierno central y no aceptadas por éste”.

Hasta aquí la cita[1] que espero os sea fuente de reflexión. Por mi parte, sólo una: Nadie la tocó (o quizá todos la tocaron demasiado, la pasta) y entre todos la mataron. La guerra se perdería al cabo de dos años y medio, y centenares de miles de muertos. Amén.



[1] SANCHEZ ASIAIN, José Angel. La financiación de la Guerra Civil española. Ed. Crítica. Barcelona. 2012. Pàg. 346

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