Ayer, para mantener el ritmo durante las vacaciones de agosto, hice un twit: “Sólo una idea de vacaciones para #Rajoy, #Mas et al. Pasen una sola semana con 100€. Verán qué divertido! Sólo para probar, de broma…”. A los cinco minutos lo habían retwitteado diez personas. Así que pienso ampliar la reflexión. Hace muchos años,
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(Pequeño homenaje a tanto esfuerzo) He estado un rato en la Plaza Cataluña de Barcelona. Por ver. Para pensar. Y lo primero que me ha venido a la cabeza es un cocido. ¿Qué pasa con este plato tan típico? Pues que cuando se le pone fuego a la olla, los ingredientes de su interior empiezan
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Me dirijo a la manifestación; veo un Centro de Salud ocupado; me dan un folleto sobre un paro; más tarde me llamarán de la asociación de padres del colegio de los niños, “tenemos que hacer algo” me dirán. Las redes sociales en ebullición. No doy el abasto. Me siento. Cojo papel y lápiz. Todas las
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Una de las bases de la democracia, quizá la más difícil de entender y asumir, es la de aceptar que el voto de la viejecita del rellano, que ya no lee por problemas de vista, que sólo sigue alguna serie en la televisión, que no debate en el portal, tiene el mismo peso específico que
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Alegría al ver las calles llenas de indignación, pacífica pero decidida. Tristeza al leer las encuestas que dan mayoría absoluta al partido que encarna gran parte de las tropelías que aparecen en las pancartas. Miles, decenas, centenares de millares de personas clamando por más diálogo, más justicia social, menos abusos, más democracia, más castigo a
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He entrado hace poco en la red, siguiendo acampadas, a los indignados, etc… Encuentro a faltar la necesidad, no sólo de recibir adhesiones, sino también de pedirlas, provocarlas incluso. Hay muchas entidades culturales, sociales, asociaciones, grupos informales, y también mucha gente que a nivel individual sintonizan con el sentido de indignación, pero, por no estar
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En los años cuarenta, hubo manifestaciones delante de la embajada británica en Madrid. El ministro franquista del Interior llamó telefónicamente al diplomático para ofrecerle protección policial, ante la creciente animadversión de los manifestantes. El embajador respondió: “Antes que mandarme policías, deje de mandarme manifestantes“. Pues eso. No se puede ser tan chapucero, señor ministro, señor
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