PEQUEÑOS GESTOS

En política, como en economía, existen los grandes proyectos gigantescos y también los pequeños avances que, poco a poco, acercan al objetivo deseado. A veces, y la crisis es un ejemplo, se olvidan los pequeños gestos y se va directamente a la gran manifestación, quizá rentable políticamente a corto plazo, pero que, faltada de la base humilde, pronto queda en nada.

Pongo un ejemplo: uno de los temas clave para una ciudad es la mejora del tránsito y, con ella, la calidad del aire. En Barcelona, proyectos como la plaza de las Glorias, necesaria para alcanzar los dos objetivos mencionados, hoy por hoy no es factible por falta de fondos. De acuerdo. Pero entretanto, se van reemplazando los autobuses más contaminantes, o incluso se realizan cursillos adecuados para los conductores.

Después del 29M, ha quedado patente el largo camino que queda por andar hasta que nuestras fuerzas de seguridad sean capaces de garantizar el derecho a manifestarse pacíficamente que tienen nuestros conciudadanos. Estamos aún muy lejos de saber controlar a los incontrolados. De acuerdo. Es un proyecto que, por ahora, queda fuera del alcance de las capacidades de la Consellería.

Vayamos pues al pequeño detalle: El día de marras, hacia las cinco de la tarde, pasé por delante de la sede de CDC en la calle Córcega, rodeada por cuatro o cinco furgonetas policiales (más protegida, todo sea dicho de paso, que la sede de la Bolsa, objetivo previsible de los radicales). Todos los “mossos” que, pasando, oí hablar entre ellos, más de una docena, todos lo hacían en castellano. Tienen su derecho, pero hacerles un cursillo acelerado del uso cotidiano de nuestra lengua quizá no pararía a los gamberros, pero sí ayudaría a comprender mejor a los que se manifiestan pacíficamente. Sería un paso.

No basta con marcar paquete. Hay que tener también la camisa bien abrochada.

Todo ayuda.