MAS Y MESSI

Acabo de leer la noticia en La Vanguardia: “Más dispuesto a negociar fecha y pregunta con Rajoy. Y de repente, entro en la comparativa con el mundo del deporte, práctica que hasta ahora encontraba detestable. ¿Por qué?

Cuando un equipo lo basa todo en una figura; cuando los medios que hablan del equipo utilizan el nombre de ésta (“Alemania contra Messi”), facilita el trabajo de quién quiere titulares para evitar leer el artículo. El mesianismo es una señal de populismo, de desprecio del público, a quién se da recetas irrefutables al considerar que su criterio no es fiable, si es que existe. Más aún: el apostar por un líder indiscutible condiciona la confección del resto del equipo; las jugadas que pueda realizar, condicionan los movimientos de todos los otros participantes.

Dejo el deporte y voy a la política. El dictado convergente, “masiánico”, teóricamente inamovible, de la fecha y el texto de la consulta han condicionado mucho el posicionamiento de los otros partidos, incluso de algunos tradicionalmente aliados en otros temas, como puedan ser Unió o el PP. Ha marcado también el comportamiento de otros como ERC (que se siente líder cuando remata a gol un centro servido por la figura), ICV, la CUP, o incluso el PSC (uno de los objetivos evidentes era hacerlo sentar en el banquillo).

Y ahora resulta que, bueno, es que quizá no toca. Se sentará con alguien que no nos ha de engañar con su actitud distante y distraída: alguien que dispone de medios que aquí no se tienen: el dinero que nos escatima, claro, pero también, por ejemplo, traductores capaces de redactar cartas en distintos idiomas para los mandatarios europeos, o las urnas, o el censo. ¿Era preciso convocar una consulta sin tener la ley de consultas?¿Se quiso empezar el partido antes de saber de qué deporte se trataba?¿Se lo merecía el público?

Escuchemos a Petrarca: “Solet architectus esse optimus propiorum operum demolitor”. El arquitecto suele ser quién mejor sabe destruir su propia obra. Y campeona del mundo: Alemania.