LADRILLO A LADRILLO

Por parte de la derecha más rancia, se está procediendo a levantar un bunker que les permitirá controlar y exprimir a la sociedad durante tantas décadas como las que disfrutó Franco desde aquella torre edificada sobre un millón de muertos. Valencia, Barcelona, Madrid; desahucios, recortes, prepotencia… nos quejamos, nos manifestamos para decir bien alto que ya basta. Que paren el proceso de desmantelamiento de nuestro estado del bienestar. ¿Pero realmente están desmantelando? ¡O quizá están construyendo!

Levantan una pared por el lado laboral y nos quejamos; por el social y nos quejamos.  También vemos subir los muros en el ala educativa o la sanitaria y, con ira, levantamos pancartas que ellos miran sarcásticos desde las almenas. Nosotros nos vamos enervando al ver, allá arriba, su sonrisa despectiva, episcopal, almidonada, equina (poned el apellido que creáis oportuno). Y el miedo va invadiendo los cuerpos de los de abajo.

En la Edad Media (símil oportuno) para atacar un castillo se hacía otro; del sitio prolongado de una ciudad surgía otra en sus alrededores. ¿Podríamos pensar en ir poniendo los cimientos de nuestra casa del futuro? Curiosamente, se puede coincidir con la derecha en que se ha llegado a un punto en el que es preciso cambiar estructuras. Ellos ya están substituyendo un capitalismo clásico por una tecnificada  red especulativa. ¿Y los otros? ¿Construimos nuestra propia ciudad social, participativa y justa?

Ellos tienen sus arquitectos (financieros, especuladores, eclesiásticos), sus albañiles ejecutores (políticos, jueces) y hasta una legión de peones (policías, feligreses). Y construyen un entramado injusto, insolidario, clasista, pero muy sólido. No podemos dejar pasar más tiempo, que cada queja sea, a la vez, un ladrillo más en nuestra propia propuesta y que ésta se consolide por encima de personalismos y agravios históricos.

Para hacer esto, al lado de la queja por la violencia policial debería haber propuestas, exigencias, de una justicia más neutral; en cada lucha por un desahucio, el planteamiento de una nueva Constitución que garantice de verdad el derecho a la vivienda; a cada recorte, la petición de mayor participación popular en las decisiones políticas y económicas. Lo decía ya en otro artículo (MCD), dónde proponía algún posible elemento de nuestros cimientos.

Ante el derrumbe del PSOE, el tejado de la derecha acogió a muchos miedosos que no tenían dónde ir. Preparemos una nueva casa, un nuevo futuro acogedor y amplio, dónde un extenso espectro de ciudadanos puedan sentirse cómodos.

Pero sin dejar de indignarnos ni de quejarnos.

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